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Qué efectos económicos está teniendo realmente en El Salvador la “guerra” de Bukele contra las pandillas

“Soy un salvadoreño que lleva 45 años en Los Ángeles y por fin puedo volver a mi país a invertir”.

Moisés Bazán acaba de aterrizar en el aeropuerto de San Salvador, procedente de la ciudad californiana, y está pletórico.

Faltan tres días para las elecciones en las que Nayib Bukele saldrá reelecto, y este hombre con gorra y barba que tuvo que dejar su oriunda Quezaltepeque por la guerra y huir a los 10 años solo al país del norte no tiene reparo en dejar claro a quién llegó a apoyar y por qué.

“Antes se decía que el voto era secreto, pero yo le voy a mi presidente”, dice señalando la camiseta negra con la foto de su candidato y la bandera cian del partido oficialista Nuevas Ideas que porta y tras la que posa para la foto.

“Lo hago porque hace seis años este era literalmente el país más peligroso, al que uno solo podía volver por pura necesidad o deportado, y ahora ya se puede venir sin miedo y además hacer negocios”, explica, alabando la “guerra contra las pandillas” que hizo que El Salvador registre hoy su índice más bajo de homicidios de las últimas tres décadas y que impulsó a Bukele a un segundo mandato.

Dándose cuenta de que su familia lo espera, me da rápido un folleto en el que publicita tres propiedades en playa a las que decidió llamar Brisas del Mar, Dulce Vita y Coconut Breeze. “Las compré y las fui acondicionando, y ahora las rento por AirBnB”, explica Bazán, quien desde hace 27 años regenta en Los Ángeles un negocio de autos usados.

No es el único. Dice conocer a al menos 20 “hermanos lejanos” —como se les llama en El Salvador a los compatriotas que viven en Estados Unidos— que como él se han involucrado en el negocio inmobiliario para alquiler, “ahora que, aunque los precios estén subiendo como la espuma, todavía se puede comprar para poder ganar”.

A falta de que los grandes grupos empresariales y cadenas hoteleras pongan el ojo y el dinero en el país centroamericano, esa es la inversión turística que por el momento está respondiendo a la tan publicitada mejora en materia de seguridad.

Aunque ese no es el único efecto económico de las políticas antipandillas de Bukele que, al mismo tiempo que una popularidad sin precedentes para un líder latinoamericano, le han valido duras acusaciones de violaciones de derechos humanos por parte de organizaciones locales e internacionales.

Un miembro del escuadrón táctico de la Policía Nacional se encuentra en un mercado callejero como parte del 'Control Territorial', un plan de seguridad desarrollado por el Gobierno salvadoreño el 18 de enero de 2020 en San Salvador, El Salvador.

La consecuencia más clara de su Plan Control Territorial —el nombre oficial del programa antipandillas— es un boom turístico que a su vez está generando focos de gentrificación, mientras la economía general sigue estancada, sin reformas estructurales, altamente endeuda y con una gran dependencia de las remesas.