Las imágenes de los cientos de migrantes siendo trasladados de Estados Unidos a una prisión de alta seguridad de El Salvador han sido unas de las más impactantes sobre la nueva política del gobierno de Donald Trump sobre la inmigración.
Desde su llegada a la Casa Blanca hace dos meses, Trump ha lanzado una serie de órdenes encaminadas a limitar la llegada de migrantes a las fronteras y acelerar las deportaciones de indocumentados citando argumentos políticos y presuntos riesgos de seguridad nacional.
Sin embargo, en las últimas semanas han comenzado a conocerse inquietantes casos de viajeros, varios de países desarrollados o “aliados” de EE.UU., que son detenidos por agentes de inmigración en aeropuertos y puertos de entrada fronterizos.
Alemania y Reino Unido han lanzado ya alertas para los viajeros de sus países que visiten EE.UU.
Uno de los casos más recientes es el de Becky Burke, una turista británica de 28 años que denuncia haber sido detenida durante 19 días y que, según sus padres, fue encadenada al estilo “Hannibal Lecter”.
La joven viajaba como mochilera por Norteamérica a finales de febrero. Cuando intentó cruzar de la ciudad de Seattle (EE.UU.) a Vancouver (Canadá), fue devuelta por las autoridades canadienses.
Los agentes federales estadounidenses no admitieron su reingreso.
Fue procesada por violar las condiciones de su estancia en EE.UU. como turista.
Sus padres, Paul y Andrea Burke, señalan que fue un malentendido, pues había acordado con familiares en EE.UU. que se encargaría de hacer “labores domésticas” a cambio de que le permitieran alojarse en su casa.
La joven quedó “traumatizada” tras ser trasladada con “cadenas en las piernas, cadenas en la cintura y esposas” a un centro de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) e internada ahí durante casi tres semanas antes de ser repatriada a Reino Unido esta semana.
“Durante 19 días estuvo vistiendo la misma ropa de la cárcel”, aseguraron.
El Centro de Procesamiento del Noroeste dijo en un comunicado: “Todos los extranjeros que infrinjan la ley de inmigración estadounidense pueden ser objeto de arresto, detención y, si se considera que pueden ser expulsados por orden definitiva, la repatriación de Estados Unidos, independientemente de su nacionalidad”.
La subsecretaria Tricia McLaughlin, del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), le dijo a BBC Mundo que hoy en día “el gobierno de Trump está haciendo cumplir las leyes de inmigración, algo que la administración anterior no hizo”.
“Aquellos que violen estas leyes serán procesados, detenidos y expulsados como se requiere”, añadió.
Casos llamativos
Otros viajeros que recientemente han intentado entrar a Estados Unidos han pasado por experiencias difíciles.
Uno fue un científico francés, cuya identidad no fue revelada por el gobierno de su país, que llegó el pasado 9 de marzo a la ciudad de Houston para asistir a una conferencia, pero le fue negada la entrada a EE.UU.
En un control secundario, los agentes revisaron su teléfono y encontraron mensajes personales críticos sobre el gobierno de Trump.
“Esta medida fue tomada aparentemente por las autoridades estadounidenses porque el teléfono del investigador contenía intercambios con colegas y amigos en los que expresaba una opinión personal sobre la política de investigación de la administración Trump”, le dijo Philippe Baptiste, ministro francés de Enseñanza Superior e Investigación, a la agencia AFP.
Hilton Beckham, una portavoz de la oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, por sus siglas en inglés), le dijo a BBC Mundo que, independientemente del caso del científico francés, todas las personas que llegan a EE.UU. “están sujetas a una inspección caso por caso”.
“Si durante una inspección se descubre en medios electrónicos de una persona material que llame la atención, puede dar lugar a un análisis más detenido. Las afirmaciones de que tales decisiones tienen una motivación política son completamente infundadas”, indicó Beckham, añadiendo que no son reglas recientes, sino “de larga data”.
Su madre, Astrid Senior, aseguró a la cadena local WHBH que fue “violentamente interrogado” durante horas, desnudado y obligado a ducharse con agua fría.
Eventualmente tuvo que ser hospitalizado por no haber tomado su medicación. A la fecha sigue detenido en un centro de ICE en Rhode Island.
Schmidt tiene una esposa y una hija estadounidenses. Ha sido residente de Nuevo Hampshire durante años y es poseedor de una tarjeta de residente permanente desde 2008.
Su caso, que sigue en proceso, está relacionado con una acusación de posesión de marihuana en California que, según su madre, había sido desestimada.
Sin embargo, la portavoz Beckham le dijo a BBC Mundo que “cuando un individuo es encontrado con cargos relacionados con drogas e intenta volver a entrar en el país, los funcionarios tomarán las medidas pertinentes”.
Un caso más es el de la turista canadiense Jasmine Mooney. Asegura que fue detenida durante 12 días luego de presentarse en el paso fronterizo de San Ysidro, en la frontera con México.
Estuvo bajo custodia ahí durante tres días antes de ser trasladada a un centro de ICE en Arizona, donde asegura que tuvo que dormir en el piso en condiciones “infrahumanas”, al igual que otras decenas de mujeres.
“Me pusieron en una celda y tuve que dormir en una colchoneta sin manta ni almohada, con un papel de aluminio envuelto alrededor de mi cuerpo como si fuera un cadáver durante dos días y medio”, señaló.
Mooney, de 35 años, tenía una visa TN que le permitía trabajar en California. Sin embargo, recientemente se la habían revocado, por lo que viajó al consulado de la ciudad de Tijuana para gestionar su renovación. Aunque asegura que tenía toda la documentación para volver a EE.UU., le fue negada la entrada y -tras dos semanas en el centro de ICE- fue deportada la semana pasada a Canadá.
Beckham, del CPB, dijo que no puede comentar casos específicos, pero que “si se infringen los estatutos o las condiciones del visado, los viajeros pueden ser objeto de detención y expulsión”.
¿Qué está ocurriendo?
Casos como los anteriores los ha seguido Felipe de la Hoz, un periodista e investigador sobre políticas de migración de EE.UU.
El experto asegura que las detenciones, cancelaciones de visados o deportaciones de viajeros que llegan a los aeropuertos y pasos fronterizos no son nuevas, pero bajo el gobierno del presidente Donald Trump ha ocurrido un cambio en la forma en que los agentes migratorios deciden actuar.
“Hay un cierto nivel de discreción que pueden utilizar los agentes fronterizos que por lo general en el pasado ha impedido que utilicen su autoridad legal máxima con personas que son turistas o inclusive residentes”, señala De la Hoz a BBC Mundo.
“Algún error, o alguna falla de comunicación, o lo que en algún otro momento se hubiera podido arreglar, ahora lo están usando. Están usando lo que siempre tuvieron, que es la autoridad legal de efectuar estas detenciones y de una manera en que ese poder anteriormente no se usaba”, explica.
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