“Lo que está sucediendo en Chicago es una vergüenza”, dice Haley, “y es un crimen”.
Ella y otros explican cómo la comunidad negra de Chicago carece de recursos; mientras tanto, afirman que los migrantes reciben más atención y cuidado por parte de las autoridades estatales y federales.
“Están llegando autobuses llenos y vemos familias en la calle”, dice Haley.
Señaló que los negros sin hogar no han recibido la misma ayuda que los inmigrantes debido a los estereotipos de los negros en las calles como “drogadictos” y personas que luchan contra problemas de salud mental.
Sin embargo, sus comentarios no quedaron ahí, Haley insistió que, “Estos inmigrantes que vienen aquí han estado violando a la gente, también han estado irrumpiendo en las casas. Son como salvajes, no hablan el idioma y nos miran como si estuviéramos locos”.
El expresidente de la NAACP del condado de DuPage, Patrick Watson, dijo que estaba “horrorizado” por los comentarios de Haley y renunció el martes pasado a su posición y pidió a Haley seguir sus pasos.
“Esta fue una organización que se fundó para combatir las mismas cosas que ella dijo. Esas fueron cosas que se dijeron sobre los negros”, dijo.
Por su parte el gobernador de Illinois, el demócrata Jay Robert Pritzker, calificó los comentarios de Haley de inaceptales.
“Espero que ella se disculpe por los comentarios. También creo que la gente debería reconocer que los inmigrantes en este país están a nuestro alrededor”, dijo Pritzker a los medios el miércoles.
“También creo que la gente debería reconocer que los inmigrantes en este país están a nuestro alrededor… Prácticamente todos venimos aquí de otro lugar. Así que comentarios como ese son comentarios sobre toda nuestra sociedad. Extraordinariamente inapropiado”, acotó.
Chicago afronta una crisis humanitaria por la llegada de inmigrantes a la ciudad, en su mayoría enviados por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott.
Según cifras de la Alcaldía y organizaciones civiles de ayuda, de un total de 23,000 personas que llegaron huyendo de la violencia y el colapso económico en sus países de origen durante el último año, todavía quedan varios miles que viven en carpas y campamentos improvisados frente a estaciones de policía o en el aeropuerto O’Hare de Chicago.
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