Haciendo uso de las bondades tecnologías y sus talentos verbales, un hombre de Utah logró defraudar a otra persona, haciéndose pasar por oficial federal, abogado, entre otras personalidades, ofreciéndole a su víctima una jugosa cantidad de bienes incautados por el estado.
Por este hecho, el Fiscal General Adjunto Interino Stuart M. Goldberg de la División de Impuestos del Departamento de Justicia y la Fiscal Federal Trina A. Higgins para el Distrito de Utah de un gran jurado federal en Salt Lake City emitieron el anunció de la acusación en contra de Santiago García Gutiérrez por fraude electrónico, declaración falsa y usurpación de identidad.
En la acusación, García Gutiérrez, de 2018 a 2020, prometió a su víctima que podría adquirir a precios reducidos automóviles, aviones y embarcaciones exóticos que habían sido incautados por el gobierno de Estados Unidos mediante decomiso.
García acordó que transferiría estos bienes de lujo a cambio de pagos de garantía, asegurándole que esos pagos se harían directamente al gobierno de Estados Unidos, pero en lugar, él es quien se quedaba con el dinero.
García Gutiérrez contactó a su víctima en numerosas ocasiones a través de mensajes de texto desde varios números de teléfono, se hizo pasar por informante confidencial del gobierno, agente federal y hasta por el mismo abogado de él mismo.
El monto total por el que defraudo a su víctima asciende a más de 2.8 millones de dólares.
De ser declarado culpable, García Gutiérrez enfrentaría una pena máxima de 20 años de prisión por fraude electrónico, cinco años de prisión por hacer una declaración falsa, tres años de prisión por hacerse pasar por un oficial federal y dos años de prisión por robo de identidad agravado.
Un juez de un tribunal de distrito federal determinará cualquier sentencia después de considerar las pautas de sentencia de EE. UU. y otros factores legales.
De acuerdo a la Comisión Federal de Comercio (FTC), en 2022, las personas informaron haber perdido $8,800 millones por estafas.
Las estafas de impostores siguieron siendo la estafa más reportada, con pérdidas reportadas de $ 2,600 millones.
Los adultos más jóvenes (de 20 a 29 años) informaron haber perdido dinero con más frecuencia que los adultos mayores (de 70 a 79 años). Pero cuando los adultos mayores perdieron dinero, perdieron más que nadie.
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