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El éxodo masivo de profesores a otras labores que agrava la crisis del sistema educativo de Venezuela

Con el dinero que recibe cada quincena, Belkis Bolívar puede comprar un cartón de huevos. Nada más. Si acaso, le alcanza para pagar el pasaje de ida en camioneta.

Esta venezolana ejerce su profesión desde hace más de 30 años. Trabaja en el turno de noche de una escuela pública y cobra 150 bolívares la quincena, 300 al mes, es decir, menos del equivalente a US$10.

“Tengo que hacer otras cosas en el día para redondearme”, le cuenta a BBC Mundo desde Caracas.

Como también es profesora de idiomas, da clases particulares de francés para sacarse una plata extra. Pero también vende almuerzos, perrocalientes, pan de jamón en Navidad, chicha. “Lo que la gente me encargue, lo que sea, siempre ando buscando algo diferente que hacer”.

Su caso no es único.

El salario y las malas condiciones en las que desarrollan su trabajo hace que cada vez más docentes dejen la profesión.

Alrededor de 200.000 docentes en Venezuela abandonaron las aulas en los últimos años, según estiman las asociaciones gremiales. Una parte porque engrosó las filas de quienes migraron del país, otros porque cambiaron de profesión.

Sin incentivos, esto provoca a su vez que las escuelas de educación se estén vaciando.

Y en el lado más vulnerable están los alumnos, que han visto reducidas sus horas de clase, a veces impartidas por personal ni siquiera formado para ello.

Sin aumento salarial

Belkis empezó a buscar otros modos de ganar dinero fuera de la docencia en 2019, cuando dejó de verle “el queso a la tostada”.

“Yo no voy a para allá (al liceo). Dando clases particulares me va mejor. Ya solo yendo todos los días en camionetica hasta allá, en una semana me gasto la quincena”, dice.

Le han propuesto dar clases en liceos (enseñanza secundaria), pero el panorama es el mismo que en primaria.

El salario promedio de un docente en Venezuela es de US$21,57 al mes, según el informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

En enero, la canasta alimentaria familiar era de US$535,63, según este mismo organismo. Un docente necesita casi 25 salarios al mes para cubrirla.

Getty Images:

El último ajuste salarial del gobierno de Nicolás Maduro fue en marzo de 2022 y el salario base de los empleados públicos es desde entonces de 130 bolívares al mes, unos US$3,6.

En enero pasado, Maduro anunció el aumento del denominado “bono de guerra económica” y del ticket de alimentación a un equivalente del US$100 al mes.

Sin embargo, no todo el mundo recibe el bono. Para ello hay que tener el “carné de la patria” que se obtiene al registrarse en el “Sistema Patria”, un ente que, según los sectores críticos al chavismo, es un mecanismo de control de la población.

De “profe” a mototaxista

Belkis a veces se plantea dejar la docencia, pero cuenta que sigue por vocación, “para no perder el contacto con los chamos (niños)”.

A su alrededor son muchos los “profes” que abandonaron las aulas.

“Conozco docentes que son mototaxistas, que hicieron cursos de community manager, maestras que trabajan haciendo cejas, colocando pestañas… Otros que hicieron un curso de masajes reductores y terapéuticos, profes de gimnasia que se fueron a gimnasios. Están en cosas más lucrativas que dar clase en una escuela”, explica.

Yasser Lenin Sierra es de quienes entró al sistema público de educación y ahora trabaja, entre otras cosas, de mototaxista.

“La moneda no cumple y la necesidad obliga. Con un horario de 40 horas semanales y 12 cursos a los que daba clase, llegaba a US$5 la quincena y con el cestaticket (un bono de alimentación) a los US$20-US$25”, le cuenta Sierra a BBC Mundo.

Este profesor de educación física dice que en una carrera larga en moto, de San José de Cotiza, en el oeste de Caracas, hasta Petare, en el este, puede ganar de US$8 a US$10.

“El doble que dando clase en una sola carrera. Es que cuando voy al banco y retiro para comprar comida, me da dolor. Y tengo que comer, tengo que tener energía para dar clase, debo llevar una indumentaria adecuada para estar cómodo y trabajar sin lesionarme”, sostiene.

Cortesía: Belkis Bolívar se plantea dejar la docencia ante los bajos salarios.

Además de la moto, da 4 horas de clase en un colegio privado, que le paga en dólares y hace “lo que salga”.

“En un mes bueno hago en total unos US$200 o US$330. Entre cuatro adultos costeamos los gastos de la familia”, explica.

Otros, cuentan tanto Belkis como Yasser, decidieron salir ya no de las aulas, sino de Venezuela, en busca de un futuro mejor. Engrosan la lista de los 7,7 millones de personas que se fueron de un país que sigue en una profunda crisis económica y política.

Para conocer el punto de vista de las autoridades sobre la grave crisis del sector educativo en Venezuela, BBC Mundo contactó con el Ministerio de Educación para entrevistar a alguno de sus representantes, aunque la petición no fue satisfecha.

La opción de la privada

En 2017 Tulio Ramírez era uno de los que hacía sus maletas para irse.

Su currículum era extenso: sociólogo, abogado con maestría en formación en Recursos Humanos, doctor en Educación, postdoctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación, 38 años de experiencia como profesor universitario a sus espaldas.