Las delegaciones de alto nivel de Estados Unidos y de México retomaron el viernes en Washington D.C. las conversaciones migratorias iniciadas ante la crisis migratoria causada por las llegadas masivas de inmigrantes indocumentados a la frontera sur de Estados Unidos que ocurrieron a finales del año pasado.
La comitiva del gobierno mexicano, liderada por la canciller Alicia Bárcena, viajó a la capital de EE.UU. para reunirse con sus contrapartes, entre ellos el secretario de Estado, Antony Blinken.
Con este encuentro se reanudarán las conversaciones del pasado 28 de diciembre, cuando ambas delegaciones se reunieron de urgencia en Ciudad de México después de que Estados Unidos cerrara varios cruces fronterizos debido al gran número de llegada de migrantes.
El pasado noviembre, más de 242,000 individuos fueron detenidas por las autoridades migratorias estadounidenses por cruzar la frontera sin permiso y, aunque todavía no son públicos los datos, se cree que diciembre marcó otra cifra récord.
Los republicanos han puesto la inmigración como un tema central de cara a las elecciones presidenciales del próximo noviembre y han amenazado con un juicio político contra el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, encargado de la política migratoria.
Fuentes de la Administración estadounidense dijeron en una llamada con periodistas que la crisis migratoria no es un problema de Estados Unidos, sino “un reto regional” dado que nunca en la historia había habido un desplazamiento de personas tan grande en todo el mundo.
En ese sentido, agradecieron al gobierno mexicano por haber reanudado los vuelos de deportación a Venezuela y por sus esfuerzos para frenar a los migrantes que abordan trenes de carga con destino a Estados Unidos.
El gobierno estadounidense no espera grandes anuncios en la reunión del viernes, sino “seguir trabajando para ver qué se puede ajustar”.
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